El día del trabajo: entre lo humano y lo divino

Sin duda, el 01 de mayo es un día que nos toca a todos y que todos celebramos quedándonos es casa, descansando por el trabajo de la semana. Pero ¿cuántos saben el origen de esta festividad? Lo cierto es que este día tiene dos significados y enfoques. Uno de orden humano y otro de orden espiritual que te voy a relatar de manera muy simple a continuación.

EL TRABAJO HUMANO

Esta festividad  a nivel mundial inició hace 132 años, en 1889 en homenaje a los “Mártires de Chicago”. Estos fueron unos acontecimientos que sucedieron en Chicago en 1886 donde hubo una huelga que se prolongó por tres días, en la que participaron más de 80.000 trabajadores de varias fábricas de esta ciudad. Ellos exigían una jornada laboral de 8 horas,  y no de 12 , ni de 18 horas  que imponían las fábricas, sin importar si eras un niño, adulto, o un anciano. Lo cual hoy sería una explotación. En esa época los trabajadores prácticamente no tenían vida social.

 Lo que estos hombres pretendían con la huelga era poder tener una vida más equilibrada entre el trabajo, la vida familiar y el descanso. Ellos buscaban que el día se destinara en partes iguales: ocho horas para trabajar, ocho horas de ocio o de vida personal, y ocho horas para descansar. Pero lamentablemente en las manifestaciones se registraron varios enfrentamientos con la fuerza pública. Tras varios días de huelga, el 4 de mayo se convocó a una concentración en la plaza de Haymarket, en un ambiente de mucha tensión. Ese día explotó un artefacto en la plaza, resultando herido un policía. Hubo muchos detenidos, de los cuáles 5 de ellos fueron condenados a la horca: tres periodistas, un tipógrafo y un carpintero.

A ellos les llamaron “Los Mártires de Chicago”. Gracias a ellos y a esta lucha se cambió la historia y se lograron muchos de los Derechos Laborales que hoy posibilitan que el trabajo sea más humano y más justo. Y hoy en honor a esa lucha reivindicativa se celebra cada 01 de mayo en todo el mundo, el Día Internacional de los Trabajadores.

EL TRABAJO DIVINO

En esta fecha se celebra también la festividad Católica de San José obrero, que fue establecida en 1955 por el Papa Pío XII, ante un grupo de obreros reunidos en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.

La Iglesia Católica quiso reconocer en San José, un humilde carpintero de Nazareth, que proveyó con su laboriosidad la subsistencia de María y de Jesús. Además, inició al hijo de Dios en los trabajos de los hombres y con ello en la dignificación del trabajo como medio de realización personal y  progreso social. Por esta razón, en la celebración del Día del Trabajo los obreros cristianos honran a San José como modelo y patrono suyo.

Juan Pablo II en su encíclica LABOREM EXERCENS profundiza este concepto con gran sabiduría y belleza:

Con su trabajo el hombre ha de procurarse el pan cotidiano, contribuir al continuo progreso de las ciencias y la técnica, y sobre todo a la incesante elevación cultural y moral de la sociedad en la que vive en comunidad con sus hermanos. Y «trabajo» significa todo tipo de acción realizada por el hombre independientemente de sus características o circunstancias; significa toda actividad humana que se puede o se debe reconocer como trabajo entre las múltiples actividades de las que el hombre es capaz y a las que está predispuesto por la naturaleza misma en virtud de su humanidad. Hecho a imagen y semejanza de Dios en el mundo visible y puesto en él para que dominase la tierra, el hombre está por ello, desde el principio, llamado al trabajo. El trabajo es una de las características que distinguen al hombre del resto de las criaturas, cuya actividad, relacionada con el mantenimiento de la vida, no puede llamarse trabajo; solamente el hombre es capaz de trabajar, solamente él puede llevarlo a cabo, llenando a la vez con el trabajo su existencia sobre la tierra. De este modo el trabajo lleva en sí un signo particular del hombre y de la humanidad, el signo de la persona activa en medio de una comunidad de personas; este signo determina su característica interior y constituye en cierto sentido su misma naturaleza.

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